Doce libros mexicanos recomendados, por Elik G. Troconis (II)

Thyrso Editorial, sugerencias de Elik G. Troconis

Vaya lugar donde dejamos nuestra lista de 12 libros de la literatura mexicana. Decíamos que la obra de los escritores mexicanos ocupa un sitio importante en la literatura universal. Sea narrativa, ensayo, poesía o teatro, tenemos autores de renombre que ningún listado agotaría. Mencionamos ya dos novelas criminales: Ensayo de un crimen, de Rodolfo Usigli, y El complot mongol, de Rafael Bernal. Recomendamos a Jaime Sabines, con su libro Horal, como exponente de la poesía y a Emilio Carballido para acercarse al teatro. Y cuando de cuentos se trata, ¿para que buscar más cuando tenemos a Amparo Dávila y a Juan Rulfo?

Vayamos por otros seis elementos para completar nuestra lista. Empiezo por la obra de una ensayista:

7. Cuaderno de faros

Si la poesía es olvidada por muchos lectores, el ensayo sufre una suerte similar, quizá más terrible porque, mientras sabemos bien qué es un poema, puede escapar a nuestro entendimiento qué es un ensayo. Este género nos ofrece siempre la visión de un autor sobre un tema determinando: no son los enormes tratados sobre los grandes temas, sino reflexiones muy puntuales en torno a un asunto particular. Montaigne reflexiona sobre la muerte; Susan Sontag, sobre la sobreinterpretación en la lectura; José Emilio Pacheco, sobre García Lorca. En unas cuentas páginas, se nos ha expuesto el tema y lo que el ensayista piensa al respecto. En este género, la forma de pensar y exponer llega a cobrar más importancia que el tema mismo: leemos a Montaigne porque es Montaigne, no porque reflexione sobre la duración de la vida.

Doce libros mexicanos recomendados, por Elik G. Troconis

En su libro Cuaderno de faros, Jazmina Barrera nos lleva de viaje por varios países para conocer seis faros y ensayar sobre ellos. Explora aquellas torres que hablan el “idioma primordial de las llamas” y cuyo mensaje es “aquí hay humanos”. Revela la historia de cada uno y con ello el significado y el sentido de los faros en general, símbolos por excelencia de la promesa de felicidad. Con pluma suelta, joven, reflexiva y anecdótica, Jazmina Barrera nos habla de la soledad de los fareros lo mismo que del cuento que Poe nunca acabó sobre uno de estos hombres. Valga una cita para empezar a paladear el libro: “Quisiera convertirme en faro: frío, insensible, sólido, indiferente. Al verlos, a veces siento que de verdad puedo petrificarme y disfrutar esa paz absoluta de las rocas”.

8. Última escala en ninguna parte

Esta historia gira en torno a Abilio Agundis, quien emprende un viaje a Europa con la promesa de regresar a su pueblo a casarse con su novia Anacoluta, pero queda inserto en un ciclo de viajes y dinámicas de viajeros que ocuparán el resto de su vida. A través de lugares comunes y situaciones en apariencia normales pero dotadas de un nuevo sentido, Padilla logra crear un ambiente lleno de humor en una novela corta que puede ser leída y releída diez veces.

            Este libro es un compañero maravilloso para todo aquel que guste de los viajes. Podrá revivir sus propias estancias en aeropuertos, las largas filas para visitar cualquier sitio turístico y el increíble zoológico humano que integramos todos aquellos que amamos movernos de un lugar a otro. Cabe recordar las palabras del tío Maclovio, quien no viajaba por considerarlo riesgoso: “En los viajes la gente te habla como si nada en idiomas que nadie entiende. Y entonces puede ser que pidas sopa y te sirvan un filete. Yo, sobrino mío, soy vegetariano. Además, si te mueves demasiado por el mundo, puedes llegar a un punto a partir del cual ya no te será posible regresar.” Y ese, ese exactamente, es el punto al que llega Abilio Agundis.

9. PoeMar

Volvemos a los dominios de la poesía con este libro dedicado enteramente al mar. En él, Fernando del Paso busca abarcar la inmensidad de este escenario y personaje literario por antonomasia. A veces hablando de sus olas, a veces describiendo a sus navegantes, a veces comparando el agua del mar con la piel de una mujer. Compuesto por poemas en prosa y en verso de diversos formatos, Del Paso da rienda suelta a la descripción, a la creación y a la remembranza de todo tipo de eventos acaecidos en el ponto.

Doce libros mexicanos recomendados, por Elik G. Troconis

Del Paso rescata del olvido, recopila y da vida a cientos de relatos —históricos, legendarios y ficticios— desarrollados sobre las aguas del océano, narraciones que, además, ha creado al mirarlas desde la perspectiva de un poeta que contempla el mar con el mismo respeto y admiración que un marinero. Mas se trata de un marinero experto y experimentado, ya que formula preguntas inconcebibles y responde cuestionamientos impensables. ¿Quién ha preguntado “En dónde estaba el mar”, “Dónde fue la mañana”, “De dónde viene el mar” o “En dónde está la tarde”? Solo Fernando del Paso.

Mientras cursaba el posgrado en Escritura Creativa en España, tuve el honor de dirigir un homenaje al maestro Del Paso en la librería del Fondo de Cultura Económica, tras su fallecimiento en 2018. Dedicamos una tarde entera entre mexicanos y españoles a leer en voz alta la poesía de este libro. Velada inolvidable.

10. CuCos

Un nuevo cambio de género: adentrémonos a la minificción de la mano de Laura Elisa Vizcaíno. Todos hemos leído o escuchado el brevísimo relato de Augusto Monterroso titulado “El dinosaurio”, que dice simplemente: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Muchos no encuentran la gracia, pero… ¿cuando despertó quién?, ¿cuál dinosaurio?, ¿un hombre y un dinosaurio conviviendo en el mismo espacio? Pareciera fácil escribir esto a lo que hoy llamamos “minificción”, pero lo cierto es que toma un trabajo inmenso escoger las palabras exactas y decir algo en tan poco espacio.

Doce libros mexicanos recomendados, por Elik G. Troconis

CuCos (apócope de “Cuentos Cortos”) es un libro con textos sumamente inteligentes y escritos con una precisión que se disfruta palabra por palabra. Muchos de ellos sorprenden por todos los recursos y artificios que despliegan, tales como la intertextualidad, la combinación de planos ficticios, el uso de los títulos, el engaño al lector a través de la elección de palabras, la diversidad de temas y la versatilidad de las voces narrativas.

Cito una de sus minificciones, titulada “Asuntos laborales”: “Cuando Nietzsche proclamó la muerte de Dios, San Pedro se sintió aliviado: era la hora de conocer esas playas con spa. Pero mientras alistaba sus maletas y se medía el traje de baño, llegó el ángel de luz pesada a entregarle un mensaje sobre el eterno retorno”.

11. La bola

Emilio Rabasa es un autor poco leído hoy. Los historiadores lo conocen por su obra La evolución histórica de México, pero sus novelas casi han caído en el olvido. Este autor (que fue también un destacado político y gobernador del estado de Chiapas), creó como personaje a Juan Quiñones, un muchacho cualquiera que se va abriendo camino a codazos en la vida. Él mismo protagoniza una serie de cuatro novelas: La bola, La gran ciencia, El cuarto poder y Moneda falsa. En la primera de ellas, Juan Quiñones se une a la bola, es decir, a ese grupo sin orden ni concierto, levantado por un sujeto que cree que puede armar una revolución. En esta novela llena de humor, nos vamos riendo de la suerte de Quiñones, el único pensante en toda esa bola.

No está por demás decir que en las otras novelas de la serie nuestro protagonista llega a ser periodista y hasta político, demostrando que en su México no se necesita más que ingenio para ocupar cargos destacados. Aunque, bueno… a veces las cosas no van tan bien.

12. México de antaño

Termino con un libro que se sitúa más bien en el terreno de la Historia, pero que está escrito con la pluma poética de Manuel B. Trens. Debo decir que terminé de leerlo apenas hace algunas semanas y fui guiado a él por la investigación que realizo ahora mismo para escribir una novela histórica en torno a la figura del doctor Trens, quien llegó a ocupar la dirección del Archivo General de la Nación en los sexenios de Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos.

Este libro se propone hablar de la vida de la ciudad de México que enterró el inexorable tiempo. Así, su autor da cuenta de las inundaciones que ese espacio geográfico ha sufrido desde tiempos prehispánicos y también de la forma en que la ciudad se alumbró por las noches durante la época colonial: primero se reglamentó que cada vecino debía colocar su respectivo farol fuera de su casa, pero el nulo acatamiento de la medida obligó al gobierno a hacerse cargo a través de funcionarios que llevaron el nombre de guardafaroleros. Trens nos habla de las carretas, de las fiestas y los entretenimientos populares, así como de los mercados, las pulquerías y los cafés.

Y cuando llega a la comida, no escatima en palabras; así, por ejemplo, rememora todo lo que se sirvió en la cena que ofrecieron en 1538 Hernán Cortés y el virrey Mendoza en virtud de la paz de Aguas Muertas: “ensaladas diversas, cabritos y perniles de tocino, pasteles rellenos con palomas y codornices, gallinas y pavos rellenos, pollos y perdices de la tierra, empanadas rellenas de aves de caza y de corral, carnero cocido con vaca, puerco, nabos, coles y garbanzos, gallinas de la tierra o ‘pípilas’, cocidas enteras, ánades y ansarones, cabezas de puerco, de venado y de ternera nadando en sabrosos mojes, manjar blanco, pepitoria y torta real, más frutas de todas clases y como bebidas aloja, cacao, en frío y clara, que por cuanto a lo servido en el tinelo, figuraron novillos enteros asados y rellenos de pollos, codornices, gallinas y palomas”. Se trata de un libro suculento para viajar a la metrópoli en el tiempo y para adentrarnos en el día a día de quienes habitaron esos siglos.

Historia, ensayo, teatro, poesía, minificción, cuento y novela. Doce obras pertenecientes a todos los géneros que nos dan para un buen rato de lectura. Como dije en la primera parte de este texto, esta es apenas una muestra muy personas de algunas lecturas importantes para mí. No necesariamente las mejores de la literatura mexicana, pero sí algunas de las que me han divertido, conmovido o enseñado más, como lector, como autor, como ser humano. Para mí, un verdadero tesoro. ¿Ustedes cuáles han leído de estas? ¿Qué otras agregarían a la lista?

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